En el día mundial de la prevención al suicidio a muchas personas les gusta publicar un mensaje del tipo: «si necesitas hablar con alguien, así no me conozcas, aquí estoy» para luego desaparecer.
Tengo algunas sugerencias que me parecen mejores si de verdad quieren ayudar.
1. La prevención no es solo una puerta abierta. No es un: ven, si quieres.
Prevenir tiene que ser proactivo. Significa crear prácticas diarias de preguntarle a la gente cercana cómo está, cómo se siente, y abrir la conversación a partir de ahí para respuestas difíciles. Tienes más probabilidad de ayudar a alguien que ya te conozca. Y es un músculo que tienen que desarrollar juntos. No es el desahogo de un día. Es mostrar, una y otra vez, que de verdad escuchas, que de verdad te importa. Que el «aquí estoy» significa algo.
2. Deja la capa de salvador en el armario.
Si alguien te dice que se quiere morir, no empieces a decirle que está equivocado, que mire la vida tan maravillosa que tiene, que todo va a estar bien, etc. Ese es el instinto natural. Pero es inútil y cierra la conversación. Tienes que darle permiso y darte permiso de la incomodidad, ir a los lugares más oscuros del sentimiento. Tú no puedes salvar a nadie. Esto no se trata de salvar. Lo que puedes hacer es acompañar, dejar que la persona explore lo que siente.
3. No empieces a darle recetas de qué hacer y cómo curarse.
A menos que la persona explícitamente te diga «¿qué crees que debo hacer?», no empieces a darle recetas de qué hacer y cómo curarse. Te voy a decir qué sí ha servido: La vulnerabilidad mutua de quien escucha. Una conversación sincera que parta de algo esencial: “Aquí estoy, con todo mi ser, porque creo que eres valioso”
4. No hay soluciones mágicas.
Una buena conversación no es suficiente. Es más, puedes hacer todo bien y quizás no sea suficiente. Pero podemos tomar la decisión consciente de estar ahí. De seguir oyendo. De seguir acompañando.
5. Ayuda a que la persona se active.
«Los demonios odian el aire fresco».
Puede ser una caminata. Una ida a cine. Ver una película juntos. Echarse los dos al piso y estar en silencio un largo rato. Sentarse junto a alguien al lado del abismo lo hace menos abrumador todo.
6. Hay que insistir en buscar ayuda profesional.
Seguramente no va a aceptar a la primera. No importa, insistes.
Repetir un mensaje clave: el alivio existe. Es difuso, es complejo, pero todos merecemos alivio y podemos conseguirlo.
Ofrece acompañar al médico.
Tenemos esta idea romántica de que «una palabra de un extraño salvó a alguien».
La realidad es más difícil y mucho más cruda.
¿Qué puedes hacer tú? Ser un activista de la empatía:
No menosprecies el poder del «¿cómo estás?, quiero escucharte» genuino y constante.
Si ustedes o sus seres queridos necesitan hablar o tienen una emergencia psicológica:
Telesalud ha dispuesto la línea 31108807467 y una página web para citas totalmente gratis con psicología y psiquiatria en: www.coronavirustelesalud.com
El consultorio psicológico de la Universidad Católica Luis Amigó también atiende en este correo: [email protected]
La Territorial de Salud ha dispuesto las siguientes líneas por whatsapp:
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Herramienta para trabajar autoestima, proyecto de vida, resiliencia, entre otras: Curso E-learning de Academia de Vida:
Tomado de: Juan Carlos Rincón Escalante autor del libro “La depresión no existe”
Imagen tomada de: https://tupersonajefavorito.com/c-peliculas-de-disney/alegria-de-intensamente/