Creencias Limitantes

Cuando hablamos de creencias limitantes nos referimos a percepciones de la realidad que construimos, y que se arraigan en nuestra mente, sobre las cuales no tenemos dudas.  

Estos pensamientos operan como límites que condicionan las decisiones que tomamos y nos impiden salir del lugar, arriesgarnos y crecer. Por eso también los llamamos “creencias limitantes”. Y generalmente es difícil cuestionar lo que creemos, ¿verdad?  

¿Quieres un ejemplo concreto?

Cuánta gente se dice a sí misma: “Me gustaría tener mi propio negocio, trabajar con lo que me gusta y organizar mi tiempo de una mejor manera, pero no creo que sea capaz de arriesgarme a intentarlo”.

Por algún motivo —que puede provenir de las experiencias en la niñez, de las relaciones sociales o incluso de una percepción personal—, creemos que no merecemos lo que deseamos.

Más que un problema de baja autoestima, estamos ante una creencia limitante. Al final, fue ese pensamiento el que impidió el movimiento en dirección a la vida que queremos tener. Y para poder romperlas es necesario entender mejor de dónde surgen. ¿Empezamos?

Entorno familiar en la niñez: El medio en el que crecimos, principalmente durante la primera infancia, tiene un poder inmenso de moldear nuestra personalidad. La manera como somos vistos por los familiares con los cuales convivimos en nuestra infancia (sobre todo hasta los 7 años) determina, en gran parte, la percepción que tenemos de nosotros mismos y que llevamos a la vida adulta. 

Por ejemplo, si te han dicho que no eras un niño o niña inteligente porque no te iba tan bien en la escuela, en esa época tu mente lo creyó, y tal vez nunca te hayas animado a estudiar lo que querías. Al final para qué intentarlo si ya sabes que no eres inteligente. ¿Lo ves?

Pero este tipo de situaciones no significan, necesariamente, que no recibías amor y cuidados, o que las personas lo hacían a propósito para lastimarte. En muchos casos, esto se debe al propio bagaje cultural y social que tus familiares traían, y que no pudieron evitar reproducir contigo.

Experiencias sociales: Las creencias limitantes que provienen de las interacciones sociales también son extremadamente comunes, y se extienden a la adolescencia y vida adulta.Y es que después de que nos insertamos en lugares de convivencia diversificados —la escuela, la iglesia o un curso de teatro, por ejemplo—, empezamos a tener contacto con otros mundos que van mucho más allá del que nos presentaron en casa.

Esto hace que salgamos del lugar conocido, que es nuestra familia, y nos enfrentemos a otras relaciones. De esta manera estamos expuestos a nuevos prejuicios y una serie de cuestiones sociales como bullying, machismo, racismo, gordofobia, etc.  A partir de estas experiencias, se originan y establecen varias creencias limitantes. Muchas veces, cuando parece que no te encajas o no tienes la aceptación social suficiente, te lo atribuyes como un problema propio y te sientes rechazado, incapaz, sin valor, etc. 

Personalidad: Además de los factores que hemos mencionado, existe otro que tiene que ver con lo que somos y lo que traemos en nuestra personalidad. Por eso es imposible decir que pasar por una determinada experiencia afectará a todos de la misma manera.

Las emociones y la forma de ver el mundo, aunque también sean construidas, son parte de la individualidad.  Y esto también se refleja en la forma que intentamos darles la vuelta a las creencias limitantes, o cuánto tiempo nos lleva tomar una iniciativa para superarlas.

¿Cuáles son las creencias limitantes más comunes?

Solo tienes que fijarte: cuando alguien te propone algo muy interesante o cuando surge alguna gran oportunidad profesional en tu vida, ¿sueles rebatir enseguida con alguna frase pesimista? Si es así, ¡tenemos una alerta de creencia limitante! Mira algunos ejemplos muy comunes que se pueden aplicar a diversas situaciones:

  • no soy lo suficientemente bueno(a);
  • esto no es para mí;
  • no tengo la capacidad necesaria;
  • me da miedo hacerlo;
  • me gustaría, pero no tengo tiempo;
  • no tengo disciplina para mantenerlo;
  • es mi sueño, pero no es para mí;
  • me encantaría, pero no me alcanza el dinero;
  • es demasiado tarde para intentar cambiar las cosas.

Probablemente puedas identificar situaciones en las que has pensado alguno de estos ejemplos, ¿verdad? La lista es inmensa y no se resume solo a estas creencias limitantes, sino que incluye, básicamente, cualquier pensamiento que pueda impedirte de, por lo menos, intentar algo.

Como puedes imaginar, tienen un efecto negativo, pues limitan tu crecimiento personal y la posibilidad de que aproveches tus capacidades al 100% para alcanzar el anhelado éxito.

¿Cómo superar estas creencias limitantes?

A esta altura del texto, ya debes de haberte dado cuenta de que el manejo de las creencias limitantes es un verdadero desafío que nos exige, ante todo, resiliencia, ¿no es así?

Esto es porque ellas crean raíces y, cuando provienen de largo plazo, nos demandan mucho esfuerzo y un gran trabajo interno para superarlas. 

La verdad es que no puedes cambiar el pasado, las experiencias que has tenido o las personas con las que has convivido. Por mucho que nos duela, no vale la pena sufrir pensando que “si hubiese sido diferente…”, pues no podemos volver atrás.

Pero lo que sí puedes cambiar es el ahora. Usa el presente como espacio para empezar a superar las creencias limitantes que están arraigadas en tu mente.

Independientemente de cómo se originaron, pueden romperse con la identificación de las causas, cambios en tu rutina y con ajustes en la forma en la que ves el mundo y te ves a ti mismo(a). Mira lo que te ayudará a desprenderte de esos pensamientos.

Atrévete a salir de tu zona de confort

El primer paso —y tal vez el más difícil— para deshacerse de las creencias limitantes es salir de la zona de confort. No tener miedo de entrar en territorio desconocido y abrirse a los cambios es esencial para superar tus propios límites y crecer a nivel personal y profesional.

Esto no quiere decir que tengas que abandonar por completo los lugares en los que sientes seguridad y que te traen frutos. Sino que se trata de agregar nuevas experiencias.

Por eso, experimenta situaciones, círculos sociales u objetivos completamente diferentes de todo aquello a lo que ya estás condicionado.

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Imagen: Vector de inconsciente creado por vectorjuice – www.freepik.es

Referencia: https://blog.hotmart.com/es/creencias-limitantes/